En ocasiones las relaciones de pareja crean un lazo entre ambos que se asemeja más a una cadena que a una unión que se complementa.  La línea que separa esa unión es frágil, de fácil confusión y donde rápidamente podemos pasar de un lado a otro.

Cuando dos personas deciden formar una pareja, se construye una unión en la que se complementan los deseos, inspiraciones  y necesidades del momento. Pero todos estos factores van sufriendo cambios a lo largo de la vida.  Es por ello que si no conseguimos las variaciones que van surgiendo, pueden convertirse en un lastre para el desarrollo individual o conjunto de los miembros.

Todos tenemos un proyecto de vida previo a relacionarnos en pareja y aunque existe la necesidad de adaptarlo a la vida en común, no se puede ni se debe renunciar al espacio personal puesto que es uno de los pilares fundamentales del buen funcionamiento de cualquier tipo de relación.

No se trata de cerrarse a la idea de la renuncia de ninguna de nuestras metas, sino más bien de adaptarlas y acoplarlas a las de la persona con quien queremos compartirlas. Siempre tenemos expectativas irrenunciables. Pero estas normalmente no suelen generar conflicto dado que  son la base en la que nos centramos a la hora de elegir acompañante. Son más bien las pequeñas cosas en las que comienzan las complicaciones. Los pasos básicos en los que centrarte para conseguir el equilibrio son:

  • Siempre hay que ponerse en el lugar del otro y pensar que no solo nosotros mismos tenemos aspiraciones sino que la pareja tiene también, como ser humano, sus preferencias. Empatizar es la clave.
  • Quiere lo mismo para ambos. No puedes pedir a la pareja un espacio personal si tú mismo no estás dispuesto a darlo.
  • Para hacer feliz a los demás lo principal es ser feliz uno mismo. Dedicar un tiempo para ti, como individuo, es positivo para ambos. No caigas en el error de creer que esto es un acto egoísta, sino más bien se trata de  disfrutar de ti mismo para poder dar así  la mejor de tus versiones.
  • Aprende a encontrar el equilibrio. Dependerá de ti y de tu pareja encontrar el acuerdo entre el tiempo dedicado a ti mismo y el que dedicas a tu pareja. No desequilibres la balanza hacia ningún lado puesto que crearas conflictos.
  • Los objetivos de cada uno, no se trata de conseguirlos juntos, sino de acompañarse en el camino para llegar hasta ellos.
  • Ambos debéis estar al mismo nivel, porque si uno está dispuesto a ceder más que otro, se creara una dependencia emocional en la que uno se convertirá en la sombra del otro, cargando así con la culpa y la baja autoestima.

Se trata como ves de acordar, acompañar, respetar y sobre todo disfrutar de uno mismo para poder así dar lo mejor de ti.

La pareja perfecta no existe pero la carrera para aproximarse a ella se convierte en una aventura fascinante, no te rindas, merece la pena.