Valerie DeFillipo, directora de Planificación Familiar 2020, prevé una enorme transformación en los países del Sur cuando se extienda la planificación familiar
La generalización de los métodos anticonceptivos en los países en desarrollo será clave para su «evolución» sexual, según Valerie DeFillipo, directora de Planificación Familiar 2020 (FP2020), una estrategia global impulsada por Naciones Unidas para garantizar la salud reproductiva.
Medio siglo después de la «revolución sexual» que las mujeres occidentales experimentaron gracias a la píldora, la directora de la FP2020 prevé, en una entrevista a Efe, una «enorme» transformación en los países del Sur cuando se extienda la planificación familiar.
«No es una revolución, es una evolución», explica la responsable de la iniciativa que pretende garantizar que 120 millones más de mujeres en países pobres tengan acceso a métodos anticonceptivos de aquí a 2020.
DeFillipo, quien participa esta semana en la III Conferencia Internacional de Planificación Familiar de Adis Abeba, recuerda que la contracepción tuvo un rol muy importante en países como Estados Unidos en la década de los 60.
«Las mujeres empezaron a salir de sus casas. La píldora fue clave en el aumento del salario de las estadounidenses, les permitió terminar su escolarización y planificar su vida», asegura.
Ahora, insiste, la generalización de los anticonceptivos modernos en países emergentes puede ser un factor enorme de evolución.
«Las mujeres en los países pobres deberían tener el mismo acceso que las del resto del mundo», defiende.
Y no solo por razones de salud sexual, sino también por su contribución al desarrollo de sus países, un efecto bautizado como «dividendo demográfico»: el crecimiento económico derivado del declive en las tasas de mortalidad y fertilidad.
«Cuando en un país hay una proporción correcta de mujeres trabajando, pueden realizarse inversiones adecuadas en educación, sanidad e infraestructuras, y ese país puede despegar económicamente», subraya.
Según la responsable de la FP2020, esta fue la secuencia seguida por los denominados «tigres asiáticos», que crecieron rápidamente tras realizar estas inversiones.
Ghana, un pequeño país de África Occidental, está iniciando ese ascenso, «pero si no crece tanto como los ‘tigres asiáticos’ es porque no hizo las otras inversiones», avisa.
La estrategia global FP2020, surgida el pasado año en una cumbre sobre la materia celebrada en Londres, ha devuelto a la actualidad las políticas de planificación familiar, estancadas durante décadas.
DeFillipo indica que «220 millones de mujeres no tienen acceso a anticonceptivos, pero no quieren quedarse embarazadas, una cifra que ha permanecido intratable durante 15 o 20 años».
«Y cuando se para la planificación familiar, la vida de las mujeres corre peligro», alerta.
La Cumbre de Planificación Familiar de julio de 2012 marcó el nacimiento de la FP2020, auspiciada por la Fundación de Naciones Unidas, con objetivos «realistas», puntualiza DeFillipo.
La organización recaudó 2.600 millones de dólares de donantes y países como Estados Unidos, y su objetivo por el momento es aumentar los recursos y garantizar que los ya comprometidos se gasten de forma efectiva.
En su acto fundacional, la FP2020 obtuvo el compromiso de aplicar políticas de planificación familiar en 24 países pobres, a los que durante la conferencia de esta semana se han sumado otros seis: Benin, República Democrática del Congo, Guinea, Mauritania, Birmania (Myanmar) y Mali, avanza su directora.
El objetivo es que hasta 69 Estados generalicen el uso de anticonceptivos en los próximos siete años.
Para alcanzar esta fecha con éxito es necesario, añade la directora de la FP2020, «el compromiso sostenido en el tiempo» de los gobiernos.
El resto de obstáculos -religiosos o culturales- se irán derribando en el largo plazo y, al respecto, señala: «Hubo un tiempo en que las mujeres no votaban. La cultura cambia constantemente».
Sobre las políticas de un único hijo aplicadas en algunos países superpoblados, DeFillipo resalta que la utilización de anticonceptivos debe ser siempre voluntaria.
«Estas decisiones solo las pueden tomar las mujeres de acuerdo con aquellos a los que quieren», agrega.
La FP2020 trabaja con gobiernos, la sociedad civil, organizaciones multilaterales, donantes y el sector privado para los lograr los recursos necesarios que garanticen la salud reproductiva de todas las mujeres.