Todo el mundo necesita parar de vez en cuando. En una cultura obsesionada por la productividad, hemos de ser conscientes que el alto rendimiento en nuestro trabajo y en nuestra vida personal solo llegarán tras un merecido descanso. No se trata de viajar por todo lo alto ni de gastar lo que no tenemos, tan solo consiste en desconectar.

Se trata no solo de nuestro derecho como trabajadores sino de nuestro deber con nosotros mismos para conseguir el bienestar físico y mental necesario para afrontar el día a día.

Tenemos entonces que aprender a “vacacionar” y no es otra cosa que entregarse por completo al periodo vacacional. Para ello solo tenemos que centrarnos en tres objetivos:

  • Olvidarnos totalmente del trabajo: En ocasiones cometemos el error de creernos imprescindibles. Esto nos lleva a no poder desconectar totalmente de los quehaceres diarios. Pero he de decirte algo, aunque te duela,  NO ERES IMPRESCINDIBLE. Por tanto si realmente quieres aprovechar las vacaciones y que sirvan para algo debes hacer el esfuerzo de olvidarte de todo aquello que no sea disfrutar.
  • Mantener la mente relajada: Intenta no prestar atención al móvil, a las noticias, a la televisión… Es necesario crear para esos días un mundo sin problemas, porque para volver a la realidad siempre hay tiempo. De este modo te será más fácil disfrutar.
  • Explorar cosas nuevas: Siempre que nos sea posible deberíamos alejarnos de nuestro entorno habitual. Esto nos permite poner distancia entre nuestro descanso y las obligaciones diarias y nos hará ver las cosas desde otra perspectiva. Sumergirse a su vez en culturas nuevas nos proporcionara una visión de las cosas diferente a la nuestra. Aprende de lo que veas con la mente abierta y sin juicios.

Tras tener claro estos objetivos y adaptarse a ellos, conseguirás una serie de beneficios que bien merecen la pena el “esfuerzo”. Las vacaciones te van a producir los siguientes efectos:

  • Aumento de la creatividad: Permiten a nuestro cerebro desconectar y por lo tanto le proporcionan la posibilidad de divagar. Y es en estas ocasiones donde se producen conexiones que de otro modo no llegarían nunca a realizarse.
  • Tomamos mejores decisiones: Nuestro cerebro trabaja mejor en modo relajado, sobre todo la atención y la memoria, se activa nuestra red neuronal y nos ayuda a decidir mejor.
  • Alivia el estrés: No existe mejor antídoto para disminuir los niveles de ansiedad y de la forma más natural. El descanso permite reparar los daños cerebrales y ayuda a regenerarse. Existen estudios que indican que las personas que no se toman un descanso poseen tres veces más posibilidades de sufrir ansiedad o depresión que la gente que si lo hace.

Si tu caso es que no dispones de posibilidades de hacer un viaje, al menos intenta desconectar, aprovecha tus horas libres o días sueltos para pasear, quedar con amigos, ir al cine, o cualquier actividad que te aleje de la rutina. No hay excusas, es cuestión de salud mental.

Tan solo decídete y ¡hazlo!  ¡Lo necesitas!