Sexo seguro sin perder la chispa: cómo hacerlo divertido y protegido
Hablar de sexo seguro no tiene por qué sonar a clase aburrida de instituto. Usar preservativo no es solo una cuestión de salud (que lo es, y mucha), también puede ser parte del juego, del placer y de la conexión con tu pareja. ¿Crees que los preservativos cortan el rollo? Es hora de cambiar el chip.
1. El preservativo también puede excitar
Sí, lo has leído bien. Hay preservativos con sabores, texturas, retardantes, ultra finos, con efecto calor… Elegir el preservativo puede ser tan divertido como elegir la playlist para la cita. ¿Por qué no probar uno nuevo cada vez y convertirlo en parte del juego?
2. La seguridad también da confianza
Saber que estás protegiéndote frente a ITS y embarazos no deseados te permite centrarte en disfrutar sin preocupaciones. El “¿tienes uno?” deja de ser una interrupción para convertirse en una muestra de cuidado y responsabilidad. Spoiler: eso también es sexy.
3. Aprende a ponerlo bien (y a disfrutar haciéndolo)
Poner un preservativo no tiene por qué ser torpe ni incómodo. De hecho, puede ser parte del juego previo. Hazlo con las manos, con la boca (si ya sabes cómo) o con una mirada cómplice. Ensayar a solas también ayuda a ganar confianza.
4. Juega con la situación
¿Preservativos en la mesilla, en la cartera o en el cajón del baño? Que estén a mano y que el tema esté normalizado cambia el ambiente. No es un «momento médico», es parte del encuentro. Hablarlo antes o reírse juntos mientras se elige el tipo también suma.
5. Explora juntos
¿Nunca habéis probado un preservativo con efecto frío/calor? ¿O uno extrafino que se siente como si no hubiera nada? Usar preservativo no significa renunciar al placer. Al contrario: muchas veces mejora la experiencia al daros la libertad de explorar más sin miedo.
En resumen:
Sexo seguro no es sinónimo de aburrido. Es sinónimo de respeto, de cuidado mutuo y, sí, de placer. El preservativo no es el enemigo del deseo: puede ser su mejor aliado.

